domingo, 8 de abril de 2012

Patrimonio cultural.


¿Realmente somos conscientes del tiempo que tienen las cosas que nos rodean? ¿Os habéis parado a pensar si algún pequeño ladrillo ha podido ser visto por generaciones y generaciones? Hay cosas que pueden ser simples detalles o grandes monumentos que alcanzan una gran importancia a otras personas. Esta imagen que hoy os dejo, se trata de un monumento que hicieron en la primera década del segundo milenio del poeta San Juan de la Cruz. En el fondo, se encuentra el conocido Palacio del Intendente Olavide del siglo XVIII que fue un ilustrado de la época. A su lado se encuentra la Iglesia de la Inmaculada, sitio donde han salido multitud de procesiones en esta Semana Santa, algunas fastidiadas por las lluvias y otras paseadas exitosamente.

Últimamente, solo saco la cámara dentro de mi ciudad, por eso hay tantas entradas de ella, espero hacer pronto algún viaje interesante para captar nuevos acontecimientos que deben ser inmortalizados, porque lo único que nunca muere es una foto bien conservada.

Me gustaría que con esta entrada pensarais en lo importante que son las cosas que tenéis alrededor, ya sean cosas materiales o persona porque quizás un día puede llegar a ser tarde para dar un buen abrazo o simplemente observarla detenidamente. Hay acciones o gestos que hacen florecer una sonrisa dentro de los días grises, como los de la foto, por ello, nunca cierres las puertas a los pequeños detalles, que realmente son ellos los que marcan la diferencia entre el buen y el mal humor. Como ya he comentado en ocasiones anteriores, siempre, dentro de los malos agujeros negros hay un espacio de luz, solo hay que saber girarse hacia él y acercarse. Disfrutarla con todos los sentidos puestos en ello.

Carpe diem, como dirían los antiguos romanos.

A continuación os dejaré una serie de frases del filósofo Nietzsche sobre diferentes temas:


Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.


El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.


Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal


Sin música la vida sería un error




Y para cerrar esta entrada os dejo una canción que, al menos a mi, me lleva esas gotitas del demonio hacia los ojos y abre el camino al desahogo:


Saludos
Deivid Williams.